La Iglesia de la Salud, con su imponente fachada y sus ricas decoraciones exteriores, es al mismo tiempo símbolo de la arquitectura barroca y de la devoción de los ciudadanos Venecianos. En el interior destacan sus luminosas aulas circulares, el altar monumental, la armonía del coro y la preciosa sacristía.
La Basílica fue erigida en memoria de la terrible plaga de 1630-31 y el voto posterior pronunciado por el dux para obtener la intercesión de la Virgen María, fue consagrada en 1687 y su diseño fue asignado al joven arquitecto Baldassarre Longhena.
Su diseño corresponde totalmente a las exigencias de grandiosidad que la Serenísima requería: una iglesia que exalta la Virgen y al mismo tiempo la República. El templo tiene una planta central, cubierta por una cúpula monumental caracterizada por espirales masivas que actúan como contrafuertes.
El diseño octagonal del exterior se destaca por las perspectivas arquitectónicas y la hermosura de la fachada principal, con su impresionante portal que pone de relieve la amplia escalera.
Hoy en día, miles de venecianos desfilan el 21 de noviembre frente al altar principal para perpetuar el vínculo ancestral de agradecimiento que une la ciudad a la Virgen María, por este motivo la fiesta a Ella dedicada es quizás la más preciosa para los venecianos.