Es nombrada "la isla de los colores', de hecho, muchos artistas han retratado el ambiente de la isla de Burano y fundado sus escuelas locales en los años antes la Primera Guerra Mundial.
La policromía de las casas, de uno o dos pisos, la atmósfera suave y enrarecida del paisaje de la isla con esa luz particular, límpida, sus reflejos, los barcos amarrados y los astilleros navales (squeri) destacan Burano de cualquier otra isla. De hecho no hay ningún edificio llamativo, sino las casas, todas de la misma altura, pintadas de colores brillantes.
Aquí el color se convierte en la decoración de la isla, que evoca un escenario "tropical", y que anteriormente estaba confiada a las mujeres de la isla ya que los hombres se dedicaban en su mayoría en el mar, aun existen las actividades económicas tradicionales: la producción de encajes y pesca.
La leyenda cuenta que la producción de artesanía textil tradicional está atada a un pescador. El pescador, después de haber resistido a los cantos de sirenas en nombre de su amada, que lo esperaba en Burano, recibí de la reina de las olas una corona de espuma para adornar la cabeza de su novia. Las amigas de la esposa, envidiosos por la belleza del velo, trataron de imitarlo, empezando una escuela de siglos de tradición.
La isla de Burano es el hogar del famoso Museo del Encaje.